Una vez soñé.
Hubo una época en la que toda la gente era diferente, pero a la vez muy parecida. Las personas podían pasar con sus familias de unas tierras a otras sin oposición ninguna y sabiendo que nada les serían recriminados por haber ido a esa tierra.
En este sueño, el amor sobre las personas predominaba ante todo; los políticos no existían y la humanidad marchaba bien. Sin sobresaltos. Sin guerras. Las familias eran de todos los colores. El racismo había desaparecido.
También recuerdo que los parques verdes estaban vacíos de "sin techos", todas las personas tenían un puesto de trabajo y los que no, eran acogidos por los que sí en sus casas, sin rencor, sin maldad. La poesía era trabajo de unos pocos, pero todo el mundo la valoraba. Existía la música y con ella la gente se comunicaba. También me acuerdo que habían desaparecido las nubes por las noches, y la gente salía a la calle a ver las estrellas....
Como todos los sueños, éste también tenía fin.
De repente me desperté. Escribí este sueño en una hoja, puse la tele y empecé a ver gente llena de sangre en Palestina e Israel. En la frontera que separaba España de Marruecos, cientos de personas eran atacadas por las fuerzas policiales de los dos Estados, sin consideración. Con mucho odio. La gente era totalmente diferente a la del sueño, recriminaban a los "inmigrantes" su entrada a su país. Veía también en otra cadena la otra cara, la de los supuestos "inmigrantes", muy desfavorecidos físicamente y con cara de tener mucha hambre. Los niños sonreían a la cámara, y ésta enfocaba a las personas más afectadas, mientras que el periodista encargado de dar la noticia contenía su enfado y decía lo mandado por sus superiores.
La realidad aún no había terminado.
La pobreza africana seguía con paso firme. Se convocó una cumbre de países ricos, una de esas en las que nunca se llegaba a acuerdos y sólo pensaban en atacar a los demás países con pozos petrolíferos poniendo como excusa el gran peligro que las armas de estos paises podían hacer. Quien dominaba la economía, dominaba el mundo.
Yo no lo entendía, la gente se moría de hambre y los ricos sólo querían aumentar su poder.
Ahora me lamento de haber despertado de ese sueño en el que me gustaría vivir.
"Quien piensa a lo grande, tiene que equivocarse a lo grande"
Capicúa debería ser una palabra capicúa.
Hubo una época en la que toda la gente era diferente, pero a la vez muy parecida. Las personas podían pasar con sus familias de unas tierras a otras sin oposición ninguna y sabiendo que nada les serían recriminados por haber ido a esa tierra.
En este sueño, el amor sobre las personas predominaba ante todo; los políticos no existían y la humanidad marchaba bien. Sin sobresaltos. Sin guerras. Las familias eran de todos los colores. El racismo había desaparecido.
También recuerdo que los parques verdes estaban vacíos de "sin techos", todas las personas tenían un puesto de trabajo y los que no, eran acogidos por los que sí en sus casas, sin rencor, sin maldad. La poesía era trabajo de unos pocos, pero todo el mundo la valoraba. Existía la música y con ella la gente se comunicaba. También me acuerdo que habían desaparecido las nubes por las noches, y la gente salía a la calle a ver las estrellas....
Como todos los sueños, éste también tenía fin.
De repente me desperté. Escribí este sueño en una hoja, puse la tele y empecé a ver gente llena de sangre en Palestina e Israel. En la frontera que separaba España de Marruecos, cientos de personas eran atacadas por las fuerzas policiales de los dos Estados, sin consideración. Con mucho odio. La gente era totalmente diferente a la del sueño, recriminaban a los "inmigrantes" su entrada a su país. Veía también en otra cadena la otra cara, la de los supuestos "inmigrantes", muy desfavorecidos físicamente y con cara de tener mucha hambre. Los niños sonreían a la cámara, y ésta enfocaba a las personas más afectadas, mientras que el periodista encargado de dar la noticia contenía su enfado y decía lo mandado por sus superiores.
La realidad aún no había terminado.
La pobreza africana seguía con paso firme. Se convocó una cumbre de países ricos, una de esas en las que nunca se llegaba a acuerdos y sólo pensaban en atacar a los demás países con pozos petrolíferos poniendo como excusa el gran peligro que las armas de estos paises podían hacer. Quien dominaba la economía, dominaba el mundo.
Yo no lo entendía, la gente se moría de hambre y los ricos sólo querían aumentar su poder.
Ahora me lamento de haber despertado de ese sueño en el que me gustaría vivir.
"Quien piensa a lo grande, tiene que equivocarse a lo grande"
Capicúa debería ser una palabra capicúa.
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