jueves, 19 de julio de 2012

No existen para mí

Pese a que el insomnio me desvela cada noche, hoy me quedé soñándote. Son las cosas de la vida, son las cosas del querer.
Anoche viajé. De vuelta. Y todo era diferente. Pensé que a lo mejor debería ir a comprar a mi vecino en vez de a un hipermercado; que me apetece cambiar el mundo, y que si quiero, puedo. ¿Por qué no?
Pensé en un cuento. Uno de hadas marinas y malignas. En realidad recuerdo que todos los adjetivos con que las califiqué empezaban por la letra M. Ninguno con la P, porque no merecían la pena tanto como para tener ese privilegio. Eran marrones, maleducadas, miserables y también maravillosas. Aunque esto último en menor escala. O al menos eso me parecía a mí.
No había ningún Peter Pan que quisiese ser un niño de por vida. Ni tampoco que quisiese vivir para siempre. Lo que sí había, era un niño que quería huir de allí, pero las malvadas no le dejaban.
No eran sirenas, ya que esto empieza por S, pero cantaban como los ángeles. Más concretamente como el ángel Miguel (símbolo de justicia, de perfección. Lo más parecido a Dios).
El cuento giró inesperadamente de rumbo, y pensé en Miguel Ángel y sus pinturas. A lo mejor gozan de tal perfección porque él era el ángel personificado. Quizás la Mona Lisa no es más que un retrato de sí mismo. Asexuado, por supuesto.
Al final no comieron perdices. Fue tal el miedo que disfruté en mi ser que se me olvidó el objetivo principal. Ahora lo recuerdo: Llegar a casa con todos los músculos bombeando. No sé si lo conseguí, pero como si de Peter Pan se tratase, hoy me siento igual de joven que ayer y con ganas de no pasar hambre. O al menos de intentar no pasarla.
"Deja internet y disfruta del momento".



Nunca supe si un entrecomillado que acaba en un punto, éste se mete en las comillas o se deja fuera. En cualquier caso el tiempo pasa, rapidito...

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