martes, 24 de mayo de 2011

Manifiesto

Hola, buenas tardes o noches, como quieran llamarlo. Antes de nada, perdónenme si les tuteo durante mi lectura.

Desde hace más o menos tres semanas estoy pasando uno de los peores momentos personales de mi vida. Uno de esos momentos que tiene todo el mundo en el que todo parece que va mal y cada cosa que ocurre no hace más que acrecentar tu mala situación.

Sé, y estoy en condiciones de asegurar, que no puedo acercarme ni mucho menos a una situación extrema que puedan estar viviendo otras personas ahora mismo y con las que me solidarizo, ya que por suerte puedo comer, vestirme y tener un techo donde dormir cuando decida hacerlo allí y no aquí en la Plaza de la Revolución del 15 de mayo. Mi problema no es ese, no tiene nada que ver con la economía, pero sigamos.

A lo largo de estos siete días de movimiento REAL que estamos llevando a cabo, he escuchado muchas barbaridades con las que no estoy de acuerdo. También he escuchado muchas manipulaciones de los medios y partidos políticos. Muchas y de todos los colores. Pero también he escuchado muchas historias de personas que han calado en mí, que me han puesto una gran sonrisa unas veces, y una lagrima otras veces.

Yo queria dirigirme a ellos, a vosotros, a los que sois cada uno de una madre y un padre diferente y que estáis aquí por un fin común, por una vida que nos merecemos. Por unas historias por las que estamos luchando. Historias por las que yo pagaría para escucharlas.

El caso es que considero, en mi humilde opinión puesto que yo solo soy uno más, que por otra parte es lo que quiero ser, que esto está cambiando el país. Quizás no en cuanto a la política (al menos de momento) pero sí en lo más importante de todo: en las personas. Esos que deciden qué y quiénes quieren ser; y que deciden cómo y hacia dónde llevar su vida. Sin ataduras ni obligaciones que tanto se han impuesto a lo largo de la historia en todos los pueblos.

Yo siempre me he considerado anti-anti. Una especie de indignado en todos los ámbitos de la vida y aquí parezco haber encontrado mi punto de inflexión, mis ideas, compartir gritos y aplausos, ofreciendo nuestro tiempo a mejorar nuestra situación. Un altruismo que nunca pensé que pudiese convertirse en realidad. Y ahora lo veo con mis ojos y lo toco con mis manos.

Para finalizar, os voy a robar treinta segundos más del valioso tiempo que estamos pasando aquí, con una estrofa de una canción que para mí simboliza esto.

Dice:
Queda lejos aquel mayo, queda lejos Saint Denis,
que lejos queda Jean Paul Sartre, muy lejos aquel París,
sin embargo a veces pienso que al final todo dio igual:
las hostias siguen cayendo sobre quien habla de más.


La canción, como supongo que sabréis algunos de vosotros es "Papá, cuéntame otra vez" de Ismael Serrano. Yo voy a seguir luchando para que dentro de 30 años el cantautor de turno pueda ejercer su oficio refiriéndose a esta revolución, a las plazas españolas y que el final sea más positivo que lo que acabo de leeros.

Vuelvo a repetir que esto está cambiando. Conmigo ya lo ha hecho, puesto que cuando estoy aquí me evado de todos los problemas que pueda tener. Aquí lucho y aquí me uno a quien haga falta por conseguir nuestros derechos.

Mucha fuerza, mucha unión y muchísimas gracias.

2 comentarios:

  1. compartiendo tu presencia incluso ausencia debo decirte que, para lo bueno y para lo malo, para situaciones estables e incontrolables, contigo y sin ti el cambio estará allí.
    asi que Mari yo tengo pinzas pá tus bragas tu cuerda pá tenderlas.

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  2. escuchar esta canción mirando al horizonte ya verás como te da fuerzas para afrontar aquello que vaya mal;
    pero cuidado que es una arma de doble filo, intenta no mirar el videoclip que perderás parte de fe en la raza huamana

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