viernes, 27 de mayo de 2011

Pueblo y el Estado

Los cuentos no son historias. La diferencia es la realidad que compete a cada una de ellas. A mí me gustan más los cuentos, sobre todo los que dictan algo que se puede aplicar a la realidad. Una especie de cuento-historia. Os voy a contar uno:
Érase una vez un señor que iba diciendo, alertando, de que la Banca, o en su defecto el Estado, iba a quitarle la casa. Todos lo creían e iban rápido a parar esa acción cruel que dejaría sin casa al pobre protagonista, pero siempre era mentira.
Lo hacía una y otra vez, todas las semanas, casi todos los días. Y siempre le creían.
Un día, unos señores vestidos elegantemente y con sombreros de copa aparecieron por esa zona buscando a este señor. La causa de la búsqueda era la que siempre había contado. Ahora iban a quitarle la casa y nuestro protagonista, recordando una leyenda que le habían contado de pequeño (la cual se llamaba Pedro y el Lobo) hizo lo mismo de siempre. Corrió para avisar a sus vecinos, pero esta vez nadie le hizo caso. Se encontraba solo ante el peligro pero no desistió y decidió luchar.
En la leyenda que le habían contado, Pedro conseguía vencer al Lobo, y él no quería ser menos. Luchó y resistió con todas sus fuerzas. Sabía quién era y que él podía parar eso. Luchaba y luchaba hasta que lograra la victoria.
Sabía que Pedro conseguía acaparar la atención de tres cazadores que acudieron en su ayuda. Pero claro, eso era una leyenda. El protagonista de mi cuento vivía su propia realidad y no soñaba con que apareciesen refuerzos.
Sin embargo, pronto pensó que había alguien que no le fallaría. Y allí estaba él. Como por arte de magia. ¡Que grande es la magia!. El que nunca le fallaba trajo consigo un grupo de gente que ayudó al protagonista en su lucha. Al final lo consiguieron. A la Banca y a su amigo Estado no les convenía que esa ayuda siguiera aumentando.
El protagonista, llamémosle Pueblo, había emulado a Pedro. Pueblo había vencido.
No desistamos. Juntos podemos.
Mucha fuerza, mucha unión y muchísimas gracias.

1 comentario:

  1. "Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos."

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