Estoy tan seguro de mi no muerte que de ocurrir lo contrario me sorprendería (y me asustaría).
Sin embargo, es algo que siempre me ha preocupado y que me ha dejado muchas noches en vela.
Tengo la mala costumbre de pensar en este tipo de cosas cuando me arropo en la cama, envío (si hay que enviar) algún mensaje, y termino de jugar a uno de los juegos de mi móvil. Una vez hechas éstas cosas, o duermo, o pienso.
Anoche se me pasaron muchas cosas por mi cabeza. Venía de un largo día lleno de tareas. Primero cárcel, después grabación de un informativo, entre medias escrituras y para acabar una mala noticia, pero llena de vida. No pienso (y no pensé durante toda la noche, que aunque llevaba más de 20 horas con los ojos abiertos, no se me cerraban) en otra opción.
La vitalidad que tenía (hablo en tercera persona) sorprendería a la piedras. No daba ánimos, pero tampoco los pedía. Todo era normal, y a mí me podía la curiosidad de preguntarle, pero no lo hice. No lo hice por respeto y educación. Por pensar que "quizá no convenga".
Al llegar a casa (tal y como diría Extremoduro: "Me saludan. ¡Oye! ¿Dónde vas cabrón?") ocurrió lo ya comentado. Pensé y no acabé por llegar a ninguna conclusión sobre ese tema.
Después solo recuerdo que recapacité sobre Bildu y las elecciones del 22 de mayo. Había visto durante el día que a Mariano Rajoy no le gustaba que el partido vasco se presentase a las elecciones y solo se me pasaba una idea por mi 'quijotera': los terroristas deben estar en la cárcel (da igual el módulo en el que se encuentren), pero si están en la calle tienen el mismo derecho que usted, señor Mariano (nunca me ha gustado llamar a alguien por el apellido), a presentarse a unos comicios.
No hago apologia al terrorismo, nunca lo he hecho y nunca lo haré.
Sin embargo, es algo que siempre me ha preocupado y que me ha dejado muchas noches en vela.
Tengo la mala costumbre de pensar en este tipo de cosas cuando me arropo en la cama, envío (si hay que enviar) algún mensaje, y termino de jugar a uno de los juegos de mi móvil. Una vez hechas éstas cosas, o duermo, o pienso.
Anoche se me pasaron muchas cosas por mi cabeza. Venía de un largo día lleno de tareas. Primero cárcel, después grabación de un informativo, entre medias escrituras y para acabar una mala noticia, pero llena de vida. No pienso (y no pensé durante toda la noche, que aunque llevaba más de 20 horas con los ojos abiertos, no se me cerraban) en otra opción.
La vitalidad que tenía (hablo en tercera persona) sorprendería a la piedras. No daba ánimos, pero tampoco los pedía. Todo era normal, y a mí me podía la curiosidad de preguntarle, pero no lo hice. No lo hice por respeto y educación. Por pensar que "quizá no convenga".
Al llegar a casa (tal y como diría Extremoduro: "Me saludan. ¡Oye! ¿Dónde vas cabrón?") ocurrió lo ya comentado. Pensé y no acabé por llegar a ninguna conclusión sobre ese tema.
Después solo recuerdo que recapacité sobre Bildu y las elecciones del 22 de mayo. Había visto durante el día que a Mariano Rajoy no le gustaba que el partido vasco se presentase a las elecciones y solo se me pasaba una idea por mi 'quijotera': los terroristas deben estar en la cárcel (da igual el módulo en el que se encuentren), pero si están en la calle tienen el mismo derecho que usted, señor Mariano (nunca me ha gustado llamar a alguien por el apellido), a presentarse a unos comicios.
No hago apologia al terrorismo, nunca lo he hecho y nunca lo haré.
El problema es que para gran parte de la sociedad el terrorista no se encuentra en prisión por el acto cometido, sino por SER un terrorista. Algo que es un error, pues de momento, le pese a quien le pese, la ideología no está tipifcada como delito.
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