lunes, 25 de abril de 2011

A veces uno aprende poemas

Aunque parezca mentira, lo que más me gusta es aprender.
Una canción, un baile, una palabra, un sentimiento... Y de repente, lo mejor que te puede pasar, es que todo se vaya a la mierda. Con el volumen siempre alto. Total, ¿a quién va a molestar?
Ya no me acuerdo cómo era aquello que decía, ni mucho menos lo que tú contestabas. Tampoco supe nunca si era verdad. Y de repente, lo mejor que te puede pasar, es que todo vuelva a ser como antes. Con el volumen siempre alto.

Haces dudar al tiempo
Y al cielo con instintos de infinito

Lo que más me gusta es aprender y todos sus sinónimos. Aprender a utilizar todos mis sentidos. El del tacto es el que más me gusta. Da igual dónde y sobre qué parte lo aplique, pero sobre todo me gusta utilizarlo sobre algo dinámico. No sobre un teléfono móvil, por ejemplo. Y esta vez, con el volumen muy bajito. Tan bajito que nos haga olvidarnos del tacto y centrarnos en el oído.

Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma.

1 comentario: