viernes, 2 de marzo de 2012

Las históricas somos lo máximo

Hace tiempo que no escribo la palabra quizás. Con lo que me gusta. Bueno, en realidad, hace tiempo que no escribo. Con lo que me gusta.
Debería volver a ser yo y hacerlo más a menudo. Y más a menudo debería obligarme a ser yo. En la cúpula o fuera de ella. Pero siempre yo.
Acaba de marcharse y ya me siento solo. No hace ni cinco minutos que lo ha hecho. ¿Valoración? Pues tenía ganas de verlo. La familia es lo que tiene. También hay otra gente que deseo ver, pero bueno, poco a poco. Desear es un verbo muy poco explotado, y con razón. Desear algo es quererlo de verdad, como cuando encuentras en pleno desierto una lámpara mágica (que supongo que le llamarán lámpara por la luz que desprende el Genio, porque menos forma de lámpara tiene forma de todo).
Por otro lado, mi vida isleña sigue y sigue. Hace un rato comentaba que me quedan cuatro meses aquí. Y no veo el momento de marcharme. No lo deseo. Es como si nadie me esperase al otro lado del charco. Aunque sé que sí, porque al otro lado de la pantalla de mi ordenador me lo demuestran día a día. Pero bueno, todo llegará... Como el momento en el que me vea calvo del todo sin una cámara de por medio. Odio que esos aparatos no muestren el pelo que tengo. Ojalá fuese factible tocar y acariciar. Todos aquellos que me esperan tras la conjunción de píxeles podrían comprobar, sin tomaduras de pelo, la cabellera que aún luzco.
En estos días he pasado de lo grandioso a lo máximo. En todos los sentidos. He pasado de no comer ni un ápice de verdura a acompañarlo todo con esos alimentos que tanto he esquivado durante años; he pasado de conocer mucha gente a conocer algunos más; he pasado de fijarme en cosas insignificantes a darle sentido y buscarles un porqué; he pasado de ser querido a ser únicamente tomado en consideración; he pasado de tener compañeros a tener amigos; he pasado de priorizar cosas futuras a obligarme a empezar por lo presente; he pasado del mari al primo (y viceversa); he pasado.
Pronto llegará el momento de veros a todos juntos. Como antaño. Este año faltará la gorra por decisión técnica, pero no faltarán las ganas de hacer todo lo que hacíamos cuando éramos más jóvenes.
El año próximo ya llegará. Y con él nuevas preocupaciones y alegrías. Total el mundo no se acaba contigo. Ni sin ti.


Próxima parada...

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