lunes, 7 de mayo de 2012

Empezaré por el final y acabaré por el medio (escribiendo quilómetros)

El orden de los factores no altera el resultado. Me explico: Tenemos la absurda costumbre de narrar los sucesos según la cronología. A mí no me gusta eso, prefiero hacerlo según la importancia. De mayor a menor. O incluso viceversa.
Pero ahora no va a ser el caso. No es que vaya a decir algo en orden temporal, sino que no voy a hacerlo por su grado de importancia porque sino entraría en conflicto conmigo mismo para adecuar satisfactoriamente las cosas que voy a contar. Todas son importantes (aquí es donde quiero llegar).
Empezaré por el final: Tiene una frondosa barba en la que oculta todos sus maquiavélicos pensamientos, pero es inofensivo. También posee un exquisito manjar de pelos sobre su cabeza que otros envidian, aunque constantemente piensa en quitárselos. Su ingenuidad suele ser acertada y, aunque a cabezón le ganamos muy pocos, sabe reconocer un error.
No voy a decir su nombre por respeto y porque no me ha dado permiso para ello (aunque he de decir que tampoco me lo ha renegado), pero creo que no hace falta hacerlo. Es extremadamente conocido y querido, y desde aquí le prometo un regalo que espero que le haga ilusión (todo aquél que quiera aportar su granito de arena para el regalo de éste genial artista, sólo tendrá que comunicarlo e iremos a medias): Una entrada para nuestro siguiente festival. Así, sin más.
En segundo lugar se encuentra el otro. Le gusta más el número 4 que el 7, aunque no le hace ascos a nada. De él ya he hablado alguna vez, e incluso no hace mucho le dediqué una entrada por ser cómo es (y por venir a infinitos quilómetros de distancia a pasar una larga y placentera estancia a un lugar del Atlántico de cuyo nombre no quiero acordarme).
No me gusta que nadie sea menos que nadie. Aquello del tanto tienes, tanto vales, no va conmigo. Por ello no puedo dejar de decir que su regalo será idéntico al del primer protagonista.
No penséis que voy a gastarme 60 euros en dos trozos de papel que dan acceso a un recinto musical, no. Si no consigo ayuda, cambiaré el regalo por otro. Pero me apetece que sintáis que os quiero, y por esta vez quiero que lo sintáis con algo material.
Por último y acabando por el medio, está ella. La del día. La que me dio la vida y me limpió (no voy a seguir con la canción) todas aquellas veces en las que solía ensuciarme sin previo aviso. Solo hay una razón por la que escribirle a una madre sin tener que dar o pedir explicaciones: Todo.

Ahora, os daré otro regalo desde un poco más allá de este trozo de tierra en el que vivo. Aunque esta vez sí irá en orden cronológico. Solo para llevarme la contraria.
4-5-2012

6-5-2012

7-5-2012


Felicidades a todos.

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