Hay momentos en la vida en los que tienes que decantarte por una cosa o por otra. Y tú sabes interpretarlos muy bien. Confabulas como si se tratase de comer, aunque casi nunca aciertas. Pero sabes hacerlo de tal manera que resulta imposible llevarte la contraria. Metes en tu juego al acompañante de tu conversación y acabas haciéndole partícipe de la misma.
Tú, que presumes de un físico asimétrico y te enfadas con absoluta dificultad. Tú, que no dejas indiferente a nadie. Tú, que no dejas que se te odie.
Tú: adorable y conspirador.
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