Haces realidad una frase excelente de una magnífica canción: Cada mañana te miro al pasar. Te miro, te tiro y me piro sin más.
Tú, que vives y reinas el suelo de cada cuatro paredes en las que habitas. Tú, que no dispones de tiempo para descansar y que te encanta todo lo que realizas. Tú, que solo hablas cuando la conversación merece la pena. Tú, que estás en todos lados y que sin embargo eres el menos conocido.
Tú: omnipresente y fehaciente.
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