jueves, 8 de diciembre de 2011

No pienses en el luego

Créanme cuando os diga que unas manos pueden tocar mucho más allá de lo que alcanzan físicamente. Pueden abrazar a infinitos kilómetros de distancia. Solo es cuestión de que la persona abrazada así lo sienta.

Yo he sentido abrazos lejanos mucho más fuerte que abrazos que han acabado en chillido a escasos centímetros de mi oreja.

Créanme también cuando os cuente la satisfacción que supone ver contento a alguien gracias a algo que has hecho. “Sorprenderte te vas a sorprender. Eso sí, hecho un pincel”. Y así fue. Y así será.

Apenas me quedan por disfrutar 10 días isleños. No sé hasta que punto lo haré porque las responsabilidades académicas pesan, pero si no lo consigo me tomaré este fin de semana pasado como el último. Desde bailar ante el paraguas hasta contar un exquisito cuento como hasta ahora no lo había hecho.

Me siento bien, tranquilo, a gusto, vivo. Veo el que ya no es mi perro en una foto y recuerdo el día que lo hice mío. Tan pequeño. Tú decías que era como un peluche y ahora lo disfrutas más que yo. A mí solo me queda esa foto.

Igual que las que están justo arriba. No son más que recuerdos y ni siquiera son de acuarela. Menos mal que con Doraemon nunca pudimos dejar de reír.

Concluyendo, el otro día comenté que no hay que pensar en el luego, y de momento sigo manteniéndolo firmemente.

Dejaré para luego (visto en futuro) la entrada que tocaba hoy.

5 comentarios:

  1. como nos encontró ese bicho peluo. normal, es para echarlo de menos tio. se entiende, se comprende.

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  2. cómo molaba durmiendo en tu car la noche del Barça Madrid de Champions... Y la noche que me dio llorando la mamona

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  3. Ese peluche está echo un bribón. Le encanta correr y corre muy rápido, no sé de quién aprendió eso. Es algo miedoso cuando alguien se le acerca y prefiere esperar a que el otro se marche para observarlo mientras se acerca a el poco a poco sin que este se percate.
    Tiene tendencia a la homosexualidad, pero como está en su preadolescencia aún no sabemos que le gusta más. Come todo lo que se encuentra, supongo que eso lo heredó de vosotros y cuando se tumba y estira todas las patas, sigue pareciendo una alfombra.
    Lo mejor, sus ojos. Tiene alma de loco y que nadie le mande.
    A mi me respeta y por ello, le respeto.
    Es un buen perro.

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  4. pero lo que todos nos preguntamos es si mea acostado todavía?

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  5. No, ya levanta la pata. To' macho, to'cabrío.

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